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Hace unos días participé en unas mesas redondas en
el Centro Cultural Rojas cuyo tema fué “como sobrevivir
al conceptualismo”. Presumo que fuí invitado por mi
actuación como conceptualista en los años 70 y por
haber sido uno de los “sobrevivientes”. Actualmente,
el arte conceptual es un movimiento histórico, y por lo tanto,
ni las adhesiones ni los rechazos tienen sentido. Personalmente,
hoy me interesan tanto las ideas como los objetos, los conceptos
como los contextos. Cuando, por ejemplo, hablamos de las relaciones
y los límites entre la vida y el arte, queremos hablar de
los diferentes contextos (socio-económico, institucional,
tecnológico, mediático, urbano, político, etc.)
donde se desenvuelve la existencia cotidiana y la práctica
artística que está determinada por ellos.
Considero que en la actualidad, hay tres tipos de actitudes cuando
hablamos de arte, específicamente cuando hablamos de los
conceptos y los contextos, de los límites y los valores,
de ética y estética, en definitiva, de las herencias
que recibimos de las vanguardias y neovanguardias.
La primera actitud se fundamenta en una referencia histórica,
que es inevitable: el movimiento Dada y en particular, Marcel Duchamp
y su invención del readymade. Su operación consistió
en iniciar una apertura, desde el dominio convencional del arte
hacia el contexto no artístico: sus readymades provienen
del mundo de la “realidad real” industrial-comercial
(mingitorios, ruedas de bicicleta, palas, peines) con sus propios
valores utilitarios y funcionales. Estos productos, que no re-presentan
sino que presentan, violentan el sistema simbólico, imaginario
e institucional del arte para perturbarlo y alterarlo.
El origen de los fundamentos de la segunda actitud está en
los constructivistas y suprematistas rusos, principalmente en Kasimir
Malevitch y Alexander Rodchenko. Con sus superficies sin imagen
ni composición, sus figuras geométricas elementales
de un sólo color –monocromos-, ellos inician la abstracción
geométrica que llevará al minimalismo y a todas las
tendencias formales que no re-presentan ni aluden a la realidad,
sino que quieren instituirse como realidad. Son, o quieren ser,
autoreferenciales.
La última actitud no niega a las dos precedentes, sino que
se alimenta alternativamente de ellas. Intenta ubicarse en las fronteras
móviles entre el arte (lo que llamamos arte) y la realidad
real (lo que llamamos realidad real). O sea, intenta caminar en
una cuerda floja, o mejor aun, producir obras en una red de relaciones
flojas. Ya no interesa más la antigua problemática
que se resume en el interrogante “¿ qué es el
arte ?”, sino “¿ en qué circunstancias
hay arte ?”. Me interesa esta ambigüedad espacial y temporal
donde nada, absolutamente nada, debe ser excluido del mundo del
arte. O mejor dicho, donde la que debe ser excluida es la exclusión
misma.
horacio
zabala
Artista y arquitecto, Emigró de Argentina en 1976
y residió en Europa 22 años. Actualmente reside en
Buenos Aires. En 1967 realizó su primera muestra individual
y en 1972 publicó su primer texto teórico. A partir
de estos años sus obras exploran la información y
la ficción del contexto socio-estético con lenguajes
visuales y conceptuales mínimos. Sus obras recientes están
realizadas a partir de productos de consumo cotidiano de bajo costo
y sin prestigio tecnológico: encendedores de plástico,
embalajes de cartón reciclado, pulverizadores de aluminio,
juegos de ajedrez, lápices y gomas de borrar. Sus intervenciones
son una suerte de interferencia en las relaciones que tenemos con
los sistemas y los objetos.
Más información en: www.arteargentino.buenosaires.gov.ar
y en www.centreimage.ch/zabala |
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