PUESTA EN ESCENA: UNA APROXIMACIÓN
A LAS INSTITUCIONES
edición curada por y
14
de noviembre 2006
fac - fundación de arte contemporáneo
Juan Carlos Goméz 1544
Ciudad Vieja
Montevideo
De la “ilussio” institucional
a la “ilussio” nómada
Jacqueline
Lacasa moderada por Clio Bugel
La
obra de Pierre Bourdieu se ha destacado entre los enfoques sociológicos
de la segunda mitad del siglo XX tanto por la contundencia de
su análisis como por la particular mirada que imprimió
sobre las instituciones y su forma de funcionamiento. Durante
décadas de investigación Bourdieu generó
la articulación de conceptos desde el campo de las ciencias
sociales, dedicándose directamente a trabajar en el análisis
de los espacios de producción y de consumo de los bienes
simbólicos.
Campo y habitus
Campo y habitus son dos conceptos centrales de
su teoría, tan importantes en su investigación que
cuando escribe su libro “Autoanálisis de un sociólogo”
una suerte de memorias escritas un año antes de morir,
no cuenta su vida en sentido cronológico sino que relata
como encontró el campo en el cual trabajó cuando
terminó sus estudios en filosofía y sociología
y cuales fueron los habitus con que tuvo afinidad o enfrentamiento
a lo largo de su carrera.
Cuando este pensador refiere al campo está remitiendo a
los sentidos de producción tanto en el ámbito académico
como en el cultural y de allí deriva el sentido de autonomía
de la producción de cada sector, para lo cual el investigador
analiza cómo se generan las ideas de cada campo de producción
cultural.
Bourdieu se nutre de la corriente estructuralista dando prioridad
a las relaciones representadas por las interacciones y el lugar
que tienen los agentes de estas estructuras, así como su
posicionamiento en las mismas. Estos campos (cualquiera: el político,
el artístico, el educativo, el religioso, etc.) se definen
por ciertas características: cada uno tiene un interés
(illusio) que está en el centro de su funcionamiento. Este
interés no se reduce al aspecto meramente económico
(inversión o libido) sino también a la posibilidad
de obtener beneficios simbólicos, llegando a aquellos campos
sociales donde su dinámica se explica por la economía
de los bienes simbólicos, especialmente en el campo artístico.
Asimismo cada campo tiene un estado que se corresponde con un
momento histórico, ese estado está representado
por una cierta distribución del capital y una cierta acumulación
de fuerzas entre los distintos agentes o instituciones que diagraman
el campo. Esta relación de fuerzas puede verse como un
juego donde de alguna manera todos cooperan para que el campo
exista y se redefina constantemente (tanto en sus relaciones como
en los propios límites del campo) relacionándose
con otros campos y señalándose la relativa autonomía
entre los mismos.
Por su parte el habitus llega con su obra “La
Reproducción” (1970), prestando importancia al trabajo
pedagógico (en tanto violencia simbólica) donde
la escuela cumple la función de producir un habitus capaz
de perpetuarse reproduciendo las condiciones de dominación
y dependencia entre las clases. Como producto de una situación
histórica el habitus es lo social incorporado como conjunto
de reglas estables y duraderas (estructuras estructuradas) que
se transforma en conjunto generados y organizados de las prácticas
sociales, incluso de aquellas que parecen más personales
como el gusto y las preferencias estéticas. Existe libertad
y decisiones en tanto las mismas se dan dentro de los límites
que establece el habitus, y el habitus no solo es producto de
la historia social general sino también de la historia
personal e individual que se transforma en social.
En su libro escrito en 1979 “La distinción.
Criterios y bases sociales del buen gusto”, que constituye
una de las obras claves de su producción, resume estos
conceptos cuando prueba su hipótesis donde “la clase
dominante constituye un espacio relativamente autónomo
cuya estructura se define por la distribución entre sus
miembros de las diferentes espacios de capital, caracterizándose
propiamente cada fracción por una cierta configuración
de esa distribución a la que corresponde, por una mediación
del habitus, un cierto estilo de vida; que la distribución
del capital económico y la distribución del capital
cultural entre las fracciones presentan unas estructuras simétricas
e inversas; y que las diferentes estructuras patrimoniales se
encuentran junto con la trayectoria social, en la base del habitus
y de las sistemáticas elecciones que éste produce
en todos los campos de la práctica y de los que las elecciones
comúnmente reconocidas como estéticas constituyen
una dimensión, estas estructuras tienen que aparecer de
nuevo en los espacios de los estilos de vida, es decir en los
diferentes sistemas de propiedades en los que se expresan los
diferentes sistemas de disposiciones.”
Los bienes simbólicos y las instituciones
en el campo del arte
El análisis que realiza del campo artístico
abarca varias obras ( como “El amor al arte” o “Las
reglas del arte”), donde su atención se concentra
en comprender como se da la producción, circulación
y consumo de los bienes simbólicos, cuales son las fuerzas
que mueven ese campo y cuales los habitus que reproducen su funcionamiento.
Para esto recorre la génesis histórica del campo
artístico analizando su relativa autonomía de otros
campos como el político o el social. Luego de ese recorrido
que se remonta a la Edad Media hasta llegar al siglo XX, Bourdieu
establece las diferentes líneas que explican la existencia
de un “campo de producción restringida” y un
campo de “gran producción”. El primero remite
a un campo cuya regla de funcionamiento implica una producción
que progresa por “rupturas casi acumulativas de los modos
de expresión anteriores” lo cual dificulta su recepción
para la circulación y consumo por parte de cualquiera que
esté fuera de ese campo de producción restringida
a esta situación asocia la “vanguardia”. Claro
está que el funcionamiento del campo de producción
restringida no es totalmente comprendido por el campo de gran
producción, no obstante el campo tiene unas instituciones
que están debidamente formadas para relacionar ambas producciones,
estas instituciones “legitiman” ejerciendo una autoridad
cultural. Esta jerarquía entre los dominios, las obras
y las competencias legítimas resume la relación
de fuerzas simbólicas en primer lugar entre los productores
de bienes simbólicos en su propio seno, en segundo lugar
entre estos y las instituciones legitimadoras ( sistemas de enseñanzas,
la academia la crítica, los museos, los galeristas, los
marchands, los coleccionistas, etc.), en tercer lugar entre estas
instituciones en tanto su situación dominante o dominada
y finalmente entre las instituciones y el gran público.
La forma en que se relacionan cada una de estas instituciones
y agentes cambia en el tiempo surgiendo conceptos tales como el
arte culto o vulgar, el éxito de público o en el
mercado que Bourdieu define como las “posiciones”
en el campo, estas posiciones simbólicas son engendradas
por el habitus que está inscripto en los agentes e instituciones
y se plasma de una manera particular en cada momento.
Para entender la máquina actual
Una de las formas de aplicar la teoría
de Bourdieu al campo del arte uruguayo fue la encuesta realizada
para iniciar la plataforma de “La hija natural de JTG”.
En la encuesta que se realizó durante más de dos
años a los insiders del campo local y cuyos resultados
se presentaron en el año 2004 uno de los ejes fue conocer
como era el proceso de legitimación que realizaba el campo
del arte uruguayo, cuales eran los agentes e instituciones que
lo realizaban y cual era el habitus o sea las reglas que se seguían
como parámetros para tal legitimación. En los procesos
de legitimación con respecto a la existencia del artista,
los lazos de alianza entre los agentes del campo se muestran como
inscriptores que realizan su marca al objeto de deseo. Esta relación
no es unidireccional, sino que forma una cartografía en
la que se mapean las relaciones de poder, los engranajes que hacen
al raport, al valor asignado al capital cultural y a los dispositivos
de poder-saber.
Según los insiders que forman la propia máquina
territorial del arte en nuestro medio, la legitimación
de la obra de un artista muestra que estadísticamente ninguno
de los roles se destaca especialmente como una posición
principal que defina la legítimación.
Si bien todos los agentes tienen similar posición, solamente
se destacan sobre el promedio, el crítico y el público.
En este sentido sobresale el rol del crítico de arte como
un “traductor” que maneja diversos lenguajes y los
extrapola a un análisis para compartir, así también
el público tiene un lugar importante para validar la producción
artística. Los restantes agentes no están lejos
en cuanto a su importancia relativa en esta tarea, lo que implica
que la función no está anclada a algunos roles en
particular sino que se reconoce la diversidad de los agentes como
“legitimadores”. Todos los agentes marcan al artista,
incluyendo sus propios colegas artistas. A medida que recorre
la cartografía donde se inscribe el socius artístico,
la ligazón se va reproduciendo entre las parte que generan
una marca como un corte que reposición al artista. La máquina
del arte es como una iglesia en la que las naves se suceden y
consagran un estado natural de existencia, tanto del productor
como de lo producido o de lo históricamente notable. El
punto no está en ningún lugar, precisamente porque
la idea es poder transitar los diferentes espacios y trascender
la territorialidad. Esto se genera con un análisis en profundidad
de las nuevas propuestas artísticas y con el cambio hacia
una infraestructura que permita operar con flujos de información
sistematizada. El análisis puede realizarse desde cualquier
punto del rizoma, verificando que los órganos de exclusión
o inclusión mantengan el ritmo de la máquina territorial
del arte local.
Escrito en el cuerpo
El siguiente paso es conocer cuales son los parámetros
con los que se van produciendo esas marcas que habilitan el proceso
de legitimación. En este sentido se identifican distintos
elementos como la calidad, la continuidad, el potencial de la
obra y la temática. A este respecto el 50% de los encuestados
opina que la calidad es un elemento fundamental para legitimar
la obra, seguido de un 24% que opina que la continuidad es lo
importante. En última instancia se encuentran el potencial
(17 %) y la temática (9 %).
En cuanto a la trayectoria como vector que traza
el camino necesario para la consagración, un 79% de los
insiders plantea que es un factor necesario para la legitimación,
contra un 21% que plantea que no. A su vez, de aquellos que opinan
que la trayectoria es importante, el 42 % lo considera como un
elemento fundamental y un 58% no le atribuye esta importancia.
Por lo tanto, según expresan los encuestados, la calidad
de la obra de un artista es un factor fundamental para la consagración
y otro elemento importante es la trayectoria. Ambos procesos tienen
directamente que ver con el acceso y la movilidad en el territorio
artístico. Para Pierre Bourdieu: “El principio de
la eficacia de todos los actos de consagración no es otro
que le campo mismo, lugar de la energía social acumulada
que los agentes y las instituciones contribuyen a reproducir por
las luchas por las cuales intentan apropiársele y en las
cuales comprometen lo que han adquirido en las luchas anteriores”.
Por lo tanto, calidad y trayectoria parecen ser las armas válidas
para librar estas luchas hacia la consagración.
No obstante, esta consagración pasa por diferentes niveles
de comprensión y habilitación, un nivel tiene que
ver con la posición que se ocupa y la función que
se cumpla, como ya se analizó en el punto anterior. Otro
nivel tiene que ver con como y donde se muestra la obra o sea
las condiciones de productividad que posea. Por último
aparece la permeabilidad a las viejas y nuevas tendencias artísticas
que tenga el campo y como las exponga. Estos niveles están
atravesados por las condiciones económicas y políticas
del país, así como la idea y el valor que se le
asigne al capital cultural en el imaginario colectivo. En nuestro
caso las políticas culturales se han visto brutalmente
empobrecidas, efecto que también interfieren en la forma
de trabajar de los artistas que ven sus esfuerzos sometidos en
la mayor parte de los casos a presupuestos personales. Allí
el equilibrio entre una obra reflexiva y profunda, sostenida en
una estrategia conceptual que la convalida, se tambalea entre
las buenas ideas y la concreción de los proyectos.
La permeabilidad hacia lo nuevo
El grado de permeabilidad que presente el campo
con respecto a la renovación surge como un requisito adicional
para completar el análisis del proceso de legitimación.
Ante este cuestionamiento, un 69% opina que es dificultoso el
ingreso al campo artístico mientras que un 31% opina que
no. De acuerdo a lo que señala Bourdieu “el privilegio
otorgado a la juventud, … , expresa también la ley
específica del cambio del campo de la producción,
a saber, la dialéctica de la distinción que condena
a las instituciones, las escuelas, las obras y los artistas que
están inevitablemente asociados a un momento de la historia
del arte, … , a caer en el pasado, a devenir clásicos
o desclasados”.
Por lo tanto, la dificultad en la aceptación de lo nuevo
implica la consagración del envejecimiento que ni siquiera
permite la validación de algo como “clásico”
pues no hay nueva vanguardia contra la cual realizar tal convalidación.
También sería desequilibrado entender que el proceso
de desarrollo del campo debe basarse únicamente en el “descubrimiento”
de lo nuevo como tarea creativa. La ausencia de alguno de estos
procesos implica un esclerosamiento de los canales de circulación
hacia y desde el campo del arte.
El ritual de la iniciación es necesario siempre, pues mantiene
vigente los misterios que implica la creación y que van
más allá del mensaje del artista.
Bourdieu revisitado
Néstor García Canclini retorna
a los conceptos centrales de Bourdieu para leerlos desde la realidad
de la cultura latinoamericana. En “Diferencia, desigualdad
y desconectados” (2004) marca una diferencia sustancial
en la modalidad actual de operar frente a los requerimientos de
las crecientes culturas inmersas en el sistema neoliberal sudamericano
y la comparación ejercida desde los centros hegemónicos:
el punto es que estas tensiones ya no son solo un intercambio
material sino que han ido avanzado en nuevos conflictos que superan
el contenido de los discursos, y se relacionan con el almacenamiento
de información y los nuevos desarrollos tecnológicos.
Todas estas líneas ejercen un nuevo tipo de control en
viejos dispositivos surgidos de los modelos de conquista preestablecidos.
A nivel institucional los movimientos se generan dentro de modelos
sistémicos, las localizaciones son casi intangibles (es
dificultoso ubicar el trabajo local dentro de la red) y los procesos
de conocimiento requieren un nuevo uso de las herramientas. Por
lo tanto las instituciones en determinados contextos siguen operando
en un tiempo fuera de lo real. Y colapsan con el advenimiento
de sujetos que manejan la red de redes como parte del nuevo capital
cultural.
De la “ilussio” institucional a la
“ilussio” nómada
Trabajar desde la interculturalidad es un desafío
permanente que implica enfrentarnos hacia el entendimiento de
las diferentes regiones sociales y su producción simbólica.
Lograr discernir las situaciones dominantes dentro de los campos,
las formas de circulación del poder permiten visualizar
el lugar donde estamos y comprender las nuevas prácticas
artísticas. La gran diferencia que encontramos con nuestras
prácticas intelectuales, gustos y distinciones, procesos
legitimadores y sistemas de exclusión e inclusión
se basan en las expectativas que los propios campos producen en
la relativa autonomía de sus instituciones. Establecer
conexión con campos de producción artística
implica desarrollar nuevas formas de vincular la “ilussio”
institucional con la “ilussio” de campos de producción
nómada o alternativa. Puede decirse que esto siempre se
ha hecho, pero vislumbrando los cambios entre el presente y la
acción futura deberemos decodificar las diferencias de
tiempo, espacio y velocidad para cada campo, esas variables nos
proveerá de nuevas zonas de contacto.