|
|
|
charla
re-vista
espacios y límites 1
Centro
Cultural de España Buenos Aires
Agosto 19 - 2004, 18.30 hs.
Invitados: Rafael Cippolini, Horacio Zabala
Edición:
Mariano
Vilela: En realidad hay un caos de ideas asociadas por lo que
comentan, en función a lo que comentabas, vos Rafael, hace
seis años hubo una muestra en el Musée d’Orsay
de Van Gogh bastante exhaustiva y sobre todo hago hincapié
cuando relacionaste la apreciación de grandes obras maestras
pero no in situ sino a través de sus reproducciones que
es algo que nos pasa casi cotidianamente. Yo me he formado y casi
todos nosotros nos hemos formado teniendo acceso a reproducciones
de mejor o peor calidad, escudriñándolas hasta el
desgaste para tratar de entender la materialidad de la obra que
nos había llamado la atención por alguna cuestión.
En el Musée D’Orsay Van Gogh, por supuesto con toda
su película existencial basada en la pobreza, o vaya a
saber con que razones también había tenido contacto
con las primeras reproducciones que había en ese momento.
Y había todo un capitulo de la muestra dedicado a su adoración
por Millet, y en muchos casos incluso rescribió, repintaba
obras, y había una muy graciosa en un punto, porque mostraba,
en muchos casos habían logrado traer la obra de Millet
original o incluso su reproducción. Pero había un
caso que estaba la obra de Millet no original, su reproducción,
que por un error de impresión se había impreso a
la inversa, y la obra de Van Gogh que la había pintado
tal cual como la había visto en la reproducción.
Rafael
Cippolini: Hay dos anécdotas, dos cosas que quiero contar
al respecto, una es que era muy común durante todo el siglo
XIX y principio del siglo XX, no se si ahora se sigue haciendo,
que los estudiantes fueran a un museo y que hicieran copias de las
obras maestras en vivo y en directo. Iban con su caballete y hacían
copias de las obras frente al original. Bueno, Bonnard lo hacía
estando sus obras expuestas en el Louvre y lo que en realidad hacía
(o intentaba hacer) no era copiar, sino intervenir sus propias obras,
sus obras de juventud que ya estaban colgadas en el Louvre, las
corregía, las trataba de corregir y varias veces (in situ)
por lo cual, más de una vez fue sorprendido y llevado preso.
De inmediato, en la comisaría (quizá porque se trataba
de una comisaría parisina) se generaba una discusión,
ante el argumento “Son mis obras, ¿por qué no
las puedo corregir?”. En este sentido, pienso ahora que una
vez que una obra ingresa al espacio de un museo, ya encuentra su
estado definitivo, casi su muerte. No así en el taller del
artista, donde este dispone de su materialidad, juega con sus cambios.
El espacio del museo petrifica, de una vez y para siempre, el espacio
de la obra. Entre las reglas que el espacio de un museo imprime
a las obras que exhibe, quizá la más radical sea su
cese de mutaciones materiales.
A parte de esto, y volviendo a lo de la reproducción, hay
una obra que esta en el Museo Castagnino de Rosario, una obra de
Fader que se titula La vida de un día. Son varias pinturas
de un mismo lugar de las sierras cordobesas, siempre el mismo paisaje,
el mismo motivo pero con diferente luz, con diferentes colores.
Ahora: me pasó observar reproducciones y notar que la luz
volvía a mutar, una vez más, en las reproducciones.
La obra seguía mutando por obra y gracia de las imperfecciones
de los medios de reproducción, una mutación de la
obra reinventada por la imprenta. El espacio del catálogo
innova, el museo momifica.
Horacio Zabala: En historia del arte aprendemos cosas absolutamente
al revés, en muchísimos libros de historia inclusive
muy importantes de autores, no tienen una carilla correspondiente
a las obras reproducidas y entonces se genera una confusión.
Mariano Vilela: Quería terminar la idea, lo gracioso de lo
que había encontrado con la obra de Van Gogh, y me viene
a cuento con lo que habías hablado de la luz argentina en
el sentido que relacionaste por supuesto con nuestra condición
periférica. No se si encuentro un ejemplo más docto,
en este momento, pero el otro día lo charlaba con Santiago
García Navarro, yo tengo un amigo que jamás fue a
Nueva York, y sin embargo te habla de la 57 y la 32 como si hubiera
estado, es adorador de jazz y en un punto creo yo que habiendo leído
revistas de jazz, mirando las tapas en donde Duke Kelington camina
por la 5ta Avenida o mirando el Discovery Channel. Finalmente uno,
hablando de una cuestión de contextos y de medios, tiene
una idea de Nueva York, y me parece que esa idea de NY que tiene
él o que tenemos cada uno de nosotros hay que validarla,
no solamente como posible sino como verdadera. Digo en el sentido
de la luz argentina porque seguramente tenemos a la hora de estudiar
la historia del arte en diferentes escalas, en apreciaciones de
escalas diferentes, en blanco y negro, cuando la obra es en color,
tenemos una experiencia de escasez y de límite, en el sentido
de que no podemos apreciar la obra en toda su intensidad, pero creo
que por esta misma razón existe un plus de escudriñar
cuestiones, no se si podría del todo definir muy bien cuales
son, pero a forzarse a dar más sentido a cuestiones que son
débiles para sostenerlas. Finalmente incluso, no solamente
en el caso de Van Gogh, si no que he visto en obras más contemporáneas,
que en mi imaginación años atrás escudriñé
...en reproducciones pequeñas fuera de escala, hoy las juzgué
mucho más profundas, mucho más bonitas, mucho más
colorinche y digo me quedo con lo que yo imaginé y con los
sentidos que yo gesté al preguntarle a esas cosas, cosas
que por cuestiones mediáticas, no estaban posibilitadas a
ver .
Y para terminar lo relaciono con el caso de Mennard autor del Quijote
de Jorge Luis Borges en donde Mennard se dedica a rescribir el Quijote
y no copiarlo sino escribirlo de modo tal que palabra por palabra
es exactamente igual a la de Cervantes, pero Borges en ese caso
se pone en lugar de los críticos literarios, y al analizar
los dos textos, lo gracioso de la cuestión es que juzga al
de Cervantes como un producto de su época y al de Mennard
producido tiempo después, quizás enamorado con el
espíritu de la enciclopedia, como mucho más rico,
con la diferencia de modernidad y posmodernidad. Se me juntan cosas
como Kacero, la posibilidad de ver o no, naturalezas muertas. Con
una temporalidad del contexto que hace saltar finalmente sentidos.
Mónica
van Asperen: Lo mío no es nada que ver con lo venían
diciendo. No es ni siquiera una pregunta, yo escuché lo que
todos estaban diciendo y lo situé en el cuerpo, para mi la
percepción del espacio siempre fue lo mismo tiene que ver
con una extensión física. Y trataba de hacer esos
recorridos que hacia Cipollini desde mi visión, el cuerpo
de Gumier, no el cuerpo físico, sino como extendió
su cuerpo a la mirada, y generó todo un movimiento y una
mirada a través de ese estado, y generó un cuerpo.
Y como de alguna manera cuando él dice cuando se desdibuja
el límite entre la vida y la obra de arte, para mí
también me devolvía la apreciación de cuerpo.
Entonces yo pensaba como se redibuja y como se amplia la idea de
cuerpo en el sentido que el espacio es orgánico y que empieza
a ser una proyección mental, y no tanto una definición
o una manera de contextualizarlo solamente. Para mí la idea
de contextualizar siempre tiene más que ver con entender,
con encontrar un parámetro para poder comprender el mundo.
Nada más de eso quería decir. Trate de entenderlo
desde un modo donde en realidad el concepto de espacio en este momento
que vivimos no puede ser tan fácil de diferenciar porque
está en permanente mutación, lleno de sentidos, para
mí, que es lo que traté de captar. No puedo decir
nada más, solo puedo decir eso para mi la noción del
espacio es una extensión física.
Adriana Lauría: Hay muchas cosas que se decían acá,
sobre todo a partir de Van Gogh,…
Pensaba como ese espacio de Van Gogh es un espacio específicamente
simbólico ostensible. Para cotejar con los textos de …
los contextos que a Horacio le gustan, cuando él habla por
ejemplo del famoso billar, ese bar con billar, y le dice en la carta
a Teo yo quería que en ese espacio, en ese lugar se percibiera
que se podía cometer un crimen. Quizás lo que hace
diferente a todas las otras experiencias de espacios conceptuales,
mentales, cartesianos, de la física cuántica, etc.,
con respecto al arte es esta capacidad del arte de crear un espacio
simbólico, desde las cavernas hasta nuestros días.
Cada día más me gusta estudiar la historia del arte
buscando los nexos con el pasado porque la postmodernidad me permite
descaradamente volver a pensar que el arte trabaja entre la tradición
y las rupturas.
Bueno esto era como una especie pie de página a la columna
principal.
Alicia
Herrero: Es bastante luminoso en cuanto a diferenciación.
Adriana
Lauría: Son un par de cosas que estoy tratando de encontrar
como constantes, como comunes denominadores, después de recorrer
teoría, obra, experiencias personales. Hablando de la reproducción
misma como posibilidad de experiencia humana individual, con respecto
con el mal entendido que la reproducción genera, era que
a veces es preferible experimentar un mal original que una buena
reproducción. El arte nos permite hacer con respecto a la
realidad que nos invade súper virtualizada y mediatizada,
una experiencia con el espacio de lo simbólico mucho más
rica, aunque sea una fotografía, el colmo de la virtualidad
o la imagen digital, parece que nos mete en una experiencia mucho
más rica, se llaman experiencias directas en docencias, aunque
el medio sea muy virtual.
Horacio
Zabala: Estoy de acuerdo. Quisiera agregar que la experiencia estética
aparece no sólo ante una obra de arte sino ante cualquier
fenómeno, sean naturales o artificiales. La primera vez que
vi cuadros originales de Piet Mondrian me quedé asombrado
por su desprolijidad, pues yo estaba acostumbrado a ver reproducciones
pequeñas en los libros de arte, que “mejoraban”
las obras. En estos casos, funciona muy bien aquella frase de Duchamp
que afirma que son losque miran las obras quienes las hacen. Soy
yo (mi formación, mi imaginación, mi contexto cultural)
que realizo (que doy significado y valor) a la obra de Mondrian.
Rafael
Cippolini: Hay un texto que a mi me encanta, un texto de Odilon
Redon. Creo que es una carta. Se trata de un texto absolutamente
cercano a ciertas meditaciones de Pascal. Recuerden que Pascal decía
que los inconvenientes de un hombre comienzan cuando se mueve, cuando
sale de su habitación. Es decir, por no poder quedarse quieto
en su habitación, el hombre atrae todas las desdichas. Algo
de eso retomaba Odilon Redon, cuando insistía en que todos
debemos aprender de los holandeses, y proponía el ejemplo
de Rembrandt. Odilon afirmaba: Hay cuadros que siguen colgados en
el mismo clavo que puso el maestro; nosotros (por los franceses)
estamos llevando obra todo el tiempo de un lado para el otro y esto
es prueba de nuestra flaqueza y de nuestras calamidades. Es cierto
que también tiene que ver con el contexto del que la obra
parte. Así tendríamos, al pensar de Redon, un modo
francés y otro holandés de comportarnos frente al
espacio.
Xil
Buffone: La cosa del arte actual es que yo creo que, también
los que trabajan escultura, hoy en día se ve a la imagen
desde el espacio, creo que cambio mucho la percepción y cuando
el artista piensa en mostrar la obra, antes recuerdo como pensar
el cuadro del marco para adentro sin tener tanto en cuenta el entorno,
y hoy en día mostrar el cuadro es instalar el cuadro.
Alicia
Herrero: Hay una pérdida de "inocencia"...
Rafael
Cippolini: Se integra de otra manera
Alicia
Herrero: El espacio donde esta emplazada la obra no es neutral.
Xil Buffone: Hay una toma de conciencia. Es impresionante cuando
uno ve las fotos históricas de muestras del 50 más
allá de los Madí que fueron creo los primeros en donde
realmente la obra se instalaba, el espacio estaba integrado por
objetos. Y después uno veía esas muestras saturadas,
los cuadros uno al lado del otro, el cuadro se piensa hoy, que necesita
otro espacio, pide la imagen otro espacio, se veía del cuadro
del marco para adentro.
Adriana Lauría: El espacio del arte, el espacio institucional
del arte esta estetizado y es necesario o sea…
Xil Buffone: No hablo de estetizado, hablo literalmente, de la luz,
la distancia…
Adiana Lauría: El espacio de montaje, el espacio de museo,
no es un espacio indiferente, ahora eso requiere una especialización,
de las muchas especializaciones que hay esa también es otra
especialización, que te diría es una corriente internacional
que a nosotros nos llega tardíamente. Esto está pensado
desde los años 30 , hay un articulo de Gropius donde pensaba
el museo como la caja blanca, que fuera completamente neutral y
desapareciera frente a las obras. Que de alguna manera u otra con
distintas variantes hoy por hoy se hace necesario, en la medida
incluso que ciertas acciones que tienen que ver con el montaje de
las exposiciones, con la museología, se ha ido profesionalizando,
cosa que es de estos últimos 20 años.
Mónica
van Asperen: Igual hay ahora toda una búsqueda o un planteo
del espacio que tienen más que ver con los momentos in situ,
un poco lo que está planteando esta revista, que es como
el evento. La obra desaparece y queda el registro, si queda registro.
Como algo residual o como el caso de Christo cuando unió
todos esos países con la tela, el evento, la convergencia
de una cantidad de cosas.
En este caso la noción de límite en cuanto poder ver
la obra, es recorrer un país.
Un planteo que la noción de arte sería el evento.
Xil Buffone:…el show
Adriana
Lauría: No
creo que más allá del show…el hombre necesite
superar su propia escala…
…en una época hacía catedrales o construía
San Pedro. Hoy por hoy, desde hace ya unos largos 40 años,
nadie puede ver a menos que te tomes un avión o un helicóptero…
Mariano
Villela: Me gustó mucho lo que decís del hombre de
trascender, pero me parece que no tiene que ver solamente con una
cuestión de tamaño, sino con una cuestión,
Alicia empezó hablando con una cuestión de nominar,
como nominar de un modo distinto tiene puede abrir sentidos o cambiárselo,
que es un lineamiento de una situación de incertidumbre.
Y creo eso también es una experiencia similar a la de construir
una catedral que sabes tiene que ser el producto de la comunión
de muchísimos hombres durante mucho tiempo, o la de experimentar
una obra teniendo que recorrer uno o varios países, como
mínimo. Pero creo que puede no tener que salir en última
instancia de un lugar, cuyas características no importan
cuáles, y sin embargo tener una experiencia de apertura muy
grande.
Xil Buffone: Como una acuarela de Xul Xolar de 20 x 20...Como
por ejemplo obras que se plantean a través de la red en un
espacio como interacción de la gente en otro espacio, se
modifica la obra en otro espacio, se están viendo todas estas
cosas.
Mariano Vilela: La obra de Jorge Macchi que trabaja con incluso
cuestiones que tienen que ver con convenciones, las reconstruye
las nombra nuevamente con lo mínimo, el arte póvera,
hay una apertura con materiales bastante corrientes.
Adriana Lauría: Recuerdo la última muestra de Jorge,
en Ruth Benzacar. Era 2002 y estábamos con la crisis con
toda la angustia de la debacle, y él hizo una obra maravillosa
… como tuvo la lucidez este hombre de mostrarme con tan poco
esta cosa que sentimos. Y era una pared en donde él había
impreso unas florcitas como un tapizado y hacia un rincón
todas las florcitas se desmoronaban en el suelo y quedaban todas
acumuladas. Estaban estampadas en un papel con un sello, con un
medio muy sencillo. Como un papel de florcitas como si fueran un
papel antiguo. Y yo no podía creer que era completamente
conmovedora, absolutamente significativa y cero panfleto que era
lo que a mi me parecía maravilloso…
Pensaba en texto y contexto, y como el texto puede hablar del contexto
con carga simbólica.
Horacio
Zabala: Justamente yo recuerdo una obra de Edgardo-Antonio Vigo
denominada Manojo de semáforos en La Plata, creo que en 1969.
Cuando aun el término performance no se utilizaba, el convocaba
gente en una esquina de su ciudad, y simplemente señalaba
unos semáforos en funcionamiento. La intención de
esta acción simple, que con variantes también había
hecho Alberto Greco unos años antes, no era otra que cambiar
la mirada de la gente ante una realidad trivial y aproblemática,
no sacralizada por el entorno del museo. Contemplar de otra manera,
des-cubrir lo existente desde otra perspectiva, ya no utilitaria
(luz roja, me detengo; luz verde avanzo) sino según una estética
del asombro. Con el gesto que lo señalaba en una esquina
de la ciudad, el semáforo adquiría otro sentido, era
otra cosa, sucedía un hecho sensible en el medio de la calle.
.Alicia
Herrero: Con el ejemplo último queda claro los recursos infinitos
del arte... se planta en una zona fronteriza. Hay muchos modos de
atravesar límites... alguna operación estética
en la que halla algún tipo de riesgo, algún tipo de
jugada.
Xil buffone: Cuando vos hablabas de la relación arte y vida
Siempre se habla como que el arte vaya a la vida o la vida vaya
al arte. Pero para mi es que el arte esté vivo, para mi el
límite pasa por si él esta vivo o ella este viva,
yo creo que el desafío es ese, la relación entre arte
y vida esa.
Alicia
Herrrero:¿Y que es lo que mata el arte? ¿Por que pensarías
vos que el arte puede estar no vivo?
Xil
Bufone: Yo creo que es la alquimia que todo artista busca en la
obra.
…Está viva con respecto al espacio simbólico
que ella dice, porque la misma obra que antes la activaba, hoy en
día pasa a ser otra cosa, como droga, uno se va habituando
a ciertas cosas y necesita otras cosas para sentirnos vivos de otro
modo.
Alicia
Herrero: Qué sería tener una experiencia estética
hoy? Si es posible esto hoy, esto atraviesa toda noción de
espacio y de límite…
|
|